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Educación intergeneracional: entrelazando las raíces del progreso
La educación es la base del desarrollo y del progreso de toda sociedad. Una educación de calidad adquiere un factor transformador desde una doble vertiente: a nivel personal y colectivo. Por ello, implicar a todos los segmentos de una sociedad, contribuye a tejer lazos intergeneracionales que asientan las bases de una comunidad justa, inclusiva, equitativa, que lucha por el bienestar y los derechos de todas y todos.
La UNESCO conmemora cada 24 de enero el Día Internacional de la Educación. Una ocasión que invita a la reflexión para impulsar el progreso y la construcción de puentes entre generaciones. El aprendizaje intergeneracional constituye un intercambio de conocimientos entre personas de distintas edades, provenientes de generaciones diversas. Implica el flujo de ideas, aprendizajes y la transmisión de experiencias enriquecedoras. A su vez, permite combatir estereotipos que fracturan a la sociedad, como el edadismo. Una discriminación por razones de edad que priva a segmentos de la población de sus derechos, proyectando una imagen errónea y distorsionada que lesiona su dignidad y limita sus oportunidades.
Por ello, la educación se convierte en un motor social que facilita la construcción de una sociedad involucrada, solidaria e inclusiva. A su vez, articula una herramienta indispensable de sensibilización social. Un vehículo para no discriminar, ni dejar a nadie atrás.
Educación intergeneracional
Un diálogo intergeneracional desde el que compartir vivencias, impulsar el aprendizaje entre unos y otros y reforzar vínculos. Es una aproximación a nuestro pasado, a comprender y conocer nuestra historia, cultura y tradiciones, fomentando el respeto mutuo y potenciando valores positivos.
La educación intergeneracional es un viaje bidireccional, compuesto por un intercambio de conocimientos, valores, perspectivas y experiencias vitales. Formar para contribuir a una sociedad comprometida con los derechos humanos, que combate las injusticias, lucha por la igualdad de oportunidades y reivindica un espacio para todas y todos. Es también una fuente de crecimiento que entrelaza las raíces de nuestro pasado con las de nuestro futuro.

Mil formas de ser familia
La familia es una construcción social que trasciende estructuras tradicionales. A lo largo del tiempo, su concepto ha evolucionado para adaptarse a nuevas realidades y formas de convivencia. Hoy sabemos que existen mil formas de ser familia, tantas como historias y vínculos existen en el mundo. Reconocer esta diversidad no solo es un acto de justicia, sino también una expresión de humanidad y respeto hacia todas las formas legítimas de afecto y cuidado.
Existen familias nucleares, monoparentales, homoparentales, adoptivas, extensas, reconstituidas, transnacionales y muchas más. Hay familias compuestas por amistades que se convierten en pilares, por abuelos que asumen roles parentales, o por personas que deciden cuidarse sin compartir un vínculo legal o biológico. Todas ellas son válidas, porque lo que define a una familia no es su forma, sino la calidad de los lazos que la sostienen.
Sin embargo, muchas de estas configuraciones familiares siguen enfrentando prejuicios, invisibilización y barreras legales. La mirada social aún tiende a encasillar a la familia bajo un modelo único y excluyente. Frente a esto, hablar de diversidad familiar es también hablar de derechos, de equidad y de inclusión. Es reconocer que cada persona tiene derecho a formar parte de una estructura que le brinde apoyo emocional, protección y pertenencia, sin ser juzgada por ello.
Promover la diversidad familiar desde la educación, los medios, las leyes y la cultura es fundamental para construir una sociedad más justa y empática. Una sociedad que entienda que cada familia, en su diferencia, aporta valor. Que las distintas formas de amor, cuidado y convivencia enriquecen nuestro tejido social y nos invitan a mirar con mayor apertura.
Porque familia es quien cuida, quien acompaña, quien respeta. Familia es quien te hace sentir en casa, sin importar cómo esté compuesta. Y en un mundo tan diverso, no hay una única manera de construir ese hogar. Hay mil. Y todas merecen ser reconocidas.



